Comenzamos una serie de artículos enfocados a la expresión artística por medio de la fotografía. Y es que es incuestionable que la fotografía en sí misma es una de las más claras y directas vías de comunicación. Lo cual hace que como disciplina creativa, sea sin lugar a dudas una herramienta expresiva para cualquier persona con capacidad creativa e inquietudes artísticas.
Por otra parte, la posibilidad que tenemos hoy en día de llevar con nosotros un dispositivo fotográfico en todo momento, como puede ser la cámara del teléfono móvil, nos permite desarrollar nuestro propio punto de vista fotográfico y encontrarnos con motivos originales y sugerentes en muchas ocasiones. Fotografías espontaneas que si están bien tomadas pueden ser verdaderas obras de arte.
Y aunque en la expresión artística la regla es que no hay reglas, sí que debemos conocer las herramientas que tenemos a nuestra disposición a la hora de realizar una fotografía y darle la forma expresiva que deseamos compositivamente hablando. Lo primero que debemos asumir, es que una fotografía debe ser algo más que la simple captura de una imagen, de una instantánea tomada de la vida real o cotidiana. Que evidentemente tiene que estar técnicamente bien realizada. Y que no debemos desdeñar en ningún momento su valor y el interés que puede tener desde cantidad de planteamientos. Pero que una fotografía es también la expresión creativa de la visión de una persona.
De la visión, en este caso, del fotógrafo que la ha realizado. Y que es en realidad su personal visión de determinada escena, motivo, situación, lugar, espacio... Que por una u otra razón, ha llamado su atención y que quiere captar con su objetivo.
Para ello, como fotógrafos, es interesante educar nuestra mirada. Saber ver lo que hay a nuestro alrededor mas allá de la simple o superficial visión, y desarrollando nuestro ojo de fotógrafo. Es decir, lo que se llama tener ojo fotográfico. Y es que el ojo fotográfico es el que no llevará a que seamos capaces de ver algo. Algo que puede ser simplemente algo cotidiano y sin el mayor interés para otros. Pero que para nosotros es algo importante pues es una fotografía con capacidad expresiva. Es decir que sabemos ver ya un motivo interesante fotográficamente hablando.
Se trataría de ser capaces de ver desde ese momento y en ese algo, una imagen estática que dirá cosas por sí misma. Y que transmitirá un mensaje a todo aquel que posteriormente la observará convertida ya en fotografía.En realidad, se trata de la visión artística de un ojo creativo. Y ese ojo artístico o ese ojo creativo, es la propia visión del fotógrafo. Que evidentemente y ante un mismo motivo será diferente para cada uno de nosotros. Pues todos somos diferentes y las cosas nos afectan de diferente manera. Nos causan diferentes impresiones.
Pero más allá del equipo fotográfico con el que contemos –los pixeles de nuestra cámara, la sensibilidad de nuestro objetivo o sus diferentes distancias focales - la herramienta más importante que disponemos para hacer fotos creativas, es sin lugar a dudas, nuestra habilidad para fijarnos en los detalles del mundo que nos rodea y saber ver en ellos una fotografía. De nada servirá tener la mejor y más moderna cámara del mercado sino sabemos encontrar motivos o capturar con ella la imagen que deseamos. Y yendo más allá todavía, si no somos capaces de mostrar con esa imagen lo que verdaderamente pretendemos.
Como todos sabéis, existe a nuestra disposición una serie de guías expresivas dentro de la teoría de la Composición fotográfica. Las cuales debemos conocer y dominar como fotógrafos para conseguir transmitir o expresar lo que deseamos con nuestro trabajo. Pero de nuevo os tengo que comentar que de nada me servirá dominar la teoría de la composición fotográfica si primero no he desarrollado mi ojo fotográfico. Nuestro ojo fotográfico se irá desarrollando a medida que vayamos practicando.
Y llegará un momento en que vayamos por la calle y ante una simple papelera, una farola, una hoja cayendo de un árbol en el parque cuando se está poniendo el sol y produce unas sombras y unas luces, en que nosotros nos detengamos y pensemos: Qué fotografía más bonita. Esta imagen sería una buena foto. Es en ese momento, cuando sin darnos cuenta empezamos ya a observar el mundo que nos rodea de diferente manera. Y es en ese momento, en que empezamos a tener ojo fotográfico. Es entonces cuando podremos seleccionar identificando un buen motivo o rechazando otro por no ser interesante. Esa habilidad del ojo fotográfico irá evolucionando a lo largo del aprendizaje, tanto teórico como práctico. De la utilización de diferentes elementos técnicos, como la luz, el color. O formativos como la composición.
Por último y no menos importante no hemos de olvidar que estamos considerando la fotografía desde su aspecto artístico. Con lo cual, como en toda expresión artística, existe un elemento fundamental llamado inspiración. Es decir, que habrá ocasiones en que no logremos nada bueno. Que salgamos con nuestra cámara y no consigamos unas buenas fotografías. Pero habrá otras, en que nosotros mismos nos sorprenderemos de la fotografía que hemos realizado, al encontrar motivos originales con nuestro propio ojo fotográfico.
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